Las semanas van pasando en Catania y cuando nos hemos querido dar cuenta ya ha pasado el primer mes. La verdad, me parece que llegué a la ciudad hace mucho más tiempo, ¡se pasa volando!
Se empieza a notar la cercanía del verano y la temporada alta, llegan más turistas, más grupos y hay más volumen de trabajo. Pero gracias al buen ambiente en el trabajo se hace muy llevadero.
Siempre quedan anécdotas como tener que intentar comunicarse con turistas japoneses que querían chapurrear italiano, alumnos griegos de viaje de estudios que pierden el pasaporte a los que poner en contacto con la policía, o turistas estadounidenses que cruzan el charco sin euros en efectivo y pretenden pagar con dólares. Entre todos ellos, se agradece cuando en la página de información del cliente se ve una banderita argentina y puedes comunicarte con ellos de una manera mucho más fluida y natural.
Los cambios en el San Demetrio y Margherita no paran, vamos a disponer pronto de un servicio de contestador automático para resolver las dudas de los clientes de una manera más precisa y que nos resulte más eficiente para nosotros; un sistema único de apertura de puertas y gestión de llegadas al hotel, así como unas jornadas intensivas de formación del personal fijo en tareas ofimáticas y administrativas.
Mientras tanto, también me da tiempo a ir descubriendo más lugares y rincones de Catania, una ciudad que tiene un patrimonio cultural bastante amplio, pero poco conocido. Edificios modernistas del siglo XIX, palazzos e iglesias barrocas, anfiteatros y termas romanos…hay una gran variedad de tesoros que descubrir. Os enseño imágenes de alguno de mis lugares preferidos: El Anfiteatro Romano, los jardines de Villa Bellini, las vistas desde la Badía Sant’Agata y la iglesia de San Benedetto.
Y como si eso fuera poco, este fin de semana Marcos, Diego y yo nos hemos ido hasta Florencia.
No tuvimos mucha suerte en cuanto al clima, bastante lluvioso, pero la ciudad ha merecido mucho la pena. ¡La oportunidad de visitar los Uffizi no se tiene todos los días! Después de ver el museo deambulamos por las calles florentinas, desde Santa María Novella hasta el Ponte Vecchio donde disfrutamos de música en directo por las noches.
Nos sentimos pequeños a los pies del Duomo y el Campanile, nos maravillamos imaginando el poder de los Medici y también encontramos momento para el descanso y las vistas maravillosas desde Piazzale Michelangelo. Creo que a los tres nos ha gustado mucho la ciudad y nos hemos quedado con ganas de volver, esperemos que pronto (y con mejor tiempo).
Un saluto da Catania,
Nuria Martín